LAROYA, EVOLUCION Y FUTURO
Hablar de Laroya es hablar de paz y tranquilidad. Proveniente de un termino árabe “Laroya” significa cazuela u hoya. Y eso fue lo que debieron percibir sus fundadores a la hora de nombrarla: su situación entre sierras. Una localización privilegiada que hace que sea diferente a los pueblos de alrededor. Laroya es un oasis donde puedes retroceder en el tiempo, pero teniendo muy presente la actualidad. Eso es lo que la hace especial y única.
Siempre nos han dicho, que las grandes fragancias se portan en frasco pequeño, por lo tanto no dejes que su tamaño y su población, de aproximadamente uno 170 habitantes, te lleven a engaño, porque tienen magia suficiente para atrapar a todos los que reparan en este enclave de la Sierra de los Filabres. De hecho, Laroya prospera gracias a los turistas que vienen aquí y admiran su entorno, su paisaje, las estrechas calles blancas y empedradas llenas de encanto, su plaza principal y algunas de sus tradiciones tanto gastronómicas como culturales. Y como guinda del pastel, destacaremos su Iglesia de estilo mudéjar del siglo XVI, con una peculiar torre achatada, y cuyo interior alberga uno de los mayores tesoros para sus habitantes, la reliquia del Patrón del pueblo: San Ramón Nonato.
Laroya es un claro ejemplo de superación y evolución gracias, entre otras cosas, al turismo rural. Los que la hemos disfrutado durante estos últimos años podemos dar fe de esta transformación. Si bien históricamente, este municipio subsistía gracias principalmente a la agricultura y a la industria de extracción del mármol debido a la proximidad con Macael, hoy día su realidad es bien diferente. A lo largo de los últimos años, sus habitantes han sabido aprovechar las inmejorables posibilidades de interés turístico que brinda el municipio, para atraer a viajeros y visitantes que sepan enamorarse de los pueblos con personalidad propia, tradiciones culturales pintorescas y, sobre todo, que les guste disfrutar de la naturaleza.
Hablar de futuro en Laroya es hablar de turismo rural de calidad. El municipio cuenta con alojamientos rurales únicos y de gran belleza, antiguas casas restauradas que no han perdido su encanto y su historia. Lo mismo pasa con cada rincón del pueblo, cada casa, cada calle, todo el pueblo tiene su encanto y leyenda propia que atrae a cualquier visitante y te hace retroceder en el tiempo y conquistarte.
Los laroyenses han trabajado duro para ofrecer al visitante una experiencia rural sin igual, también a través de una gastronomía de calidad y unos productos artesanos muy reconocidos.
Para los amantes de la fotografía, sabemos que Laroya es una joya en cuanto a lo que nos ofrece. Es imposible hablar de calidad en el turismo sin referirnos a que Laroya está situada y catalogada como “zona ecológica”. Hoy día sabemos lo importante que es conservar el entorno y el medio ambiente de una manera sostenible, y el municipio hace gala de ello en sus caminos y senderos, provistos de una impresionante riqueza vegetal. Un entorno que posee unas rutas que son el encanto, tanto para los que disfrutan del deporte, los que pasean o, permítanme, incluso, los que fotografían sus paisajes, sus costumbres o sus gentes.
Yo me enamoré de ella, y espero que tu también.
Artículo escrito por: Jose Francisco Góngora (Empresario y fotógrafo).