Desde Macael nos desviamos por una carretera que trepa por las laderas del Barranco del Agua (Sierra de los Filabres), hasta el pueblecito de Laroya.

Vueltas y vueltas de la carretera que permiten ir ganando altura, atravesando un entorno donde destacan algunos cortijos aislados.

De pronto surge ante nosotros este breve pueblecito, cobijado en un recodo de la montaña. Tan sólo unas pocas viviendas lo componen, destacando sobre todo la iglesia.

Te animamos a que dejes tu coche a la entrada del pueblo, ya que éste se hace inútil en las diminutas callejuelas que lo conforman. A la entrada al pueblo puedes encontrar una gran era circular que hace las veces de aparcamiento.

Recorre este minúsculo caserío y admira este apartado rincón de la Sierra de los Filabres, donde todavía hoy, sus gentes trabajan los bancales que rodean la aldea.

 

Cuando llegues a la otra parte del pueblo y para completar esta experiencia, busca el camino del Sendero de los Molinos y adéntrate en él. Escucha los sonidos de Sierra y disfruta de la paz y de la tranquilidad.

El punto más alejado donde llegamos es la Balsa del Común (a 1 km del pueblo), el camino es precioso y a diferencia de cualquier ruta que puedas hacer en Laroya, donde siempre subes y después bajas o al revés, en esta ruta y si vuelves por dónde has ido a la Balsa, irás completamente plano, así que puedes disfrutarlo con niños y mayores.

Si quieres darle un poco de vidilla al paseo te invitamos a que regreses subiendo un poco hasta la Era de las Viñas, y así podrás ver otra perspectiva maravillosa de Laroya, esta vez desde arriba.

Feliz experiencia de paz!!

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