La gastronomía es uno de las señas de identidad de la comarca del Almanzora. Hoy forma parte del patrimonio heredado por las diferentes civilizaciones que han pasado por ella desde hace milenios. En este viaje proponemos un recorrido por la comarca para conocer algunas de las delicias culinarias, desde el Tratado de lo Alimentos del médico andalusí Al Abulí en Arboleas, hasta las actuales fiestas del Jamón y la Fritada, en Serón y Suflí, pasando por una gran selección de platos que forman parte de este patrimonio.
Un producto básico de la dieta mediterránea es el aceite de oliva, que en esta comarca se cultiva en la práctica totalidad de los pueblos y aldeas, y que en localidades como Albox, Arboleas, además de en el Alto Almanzora en Tíjola, Serón y Urrácal, se extrae de la aceituna en modernas almazaras.
En las costumbres gastronómicas de esta comarca juegan un papel fundamental los productos del cerdo, entre los que destaca el jamón de Serón, reconocido en todo el país, o el de Hijate. Los embutidos, que se pueden tomar tal cual, con un vasito de vino a modo de tapa, también son parte importante de los platos caseros de la comarca. Los embutidos, además de consumirse solos, son el ingrediente de platos como el cocido de morcilla, la fritada de sangre, la fritada de Suflí y Purchena, el puchero, la carne en salsa cantoriana o los potajes de Semana Santa.
En una buena mesa del Almanzora no pueden faltar platos como los gurullos con liebre o conejo, las gachas, los andrajos, los hormigos, las migas cortijeras, olla cortijera, de trigo o de hinojos, salmonetes con ajo blanco, choto a la pastoril, choto al ajillo puchero, trigo guisado, hornazo, liebre estofada con piñones, manitas de cerdo con pisto, potaje de calabazas, potaje de trigo, potaje de tortas de bacalao, caldo de pescado con aletría, pelotas de maíz, perdiz en guiso, jormigones, quesos de oveja y de cabra, entre otros.
El Almanzora también cuenta con una variedad de dulces que se elaboran en los hornos de muchos pueblos de la comarca. Entre los más destacados se encuentran los roscos de Semana Santa, soplillos de huevo y almendra, mantecados de miel, rosquillos de vino, roscos de aguardiente y de naranja, almendrados, suspiros, alfajores de almendras, empanadillas rellenas o el cuajao de almendras.
Otro producto tradicional de la comarca es la mistela, una bebida típica compuesta por agua, apio salvaje, cáscara de naranja seca, gramos de café natural, aguardiente y azúcar que los lugareños preparan en sus propias casas para sobrellevar el frío del invierno. Compañeros de esta bebida son el ro y el aguardiente, que sigue elaborando en algunas casas.
Los platos de Al Arbulí hasta nuestros días
Comenzamos el recorrido en Arboleas, situada junto a la carretera A-334 entre Albox y Zurgena en el medio del Almanzora. En esta localidad vivió uno de los más grandes expertos en gastronomía del Almanzora entre finales del siglo XIV y principios del XV, Al Arbulí, bromatólogo y médico andalusí que escribió un estudio alimenticio de gran valor científico, que se llamó Al-kalam ´alá l-agdiya, y que se ha traducido al castellano como Tratado de los alimentos, Cómo influyen los alimentos en la salud.
El volumen original de esta obra se encuentra en la actualidad en la Biblioteca Nacional. Cada año el Ayuntamiento de la localidad organiza una jornadas gastronómicas a mediados de Septiembre en las que se incluyen jornadas técnicas y menús de degustación, un ciclo de conferencias, y actuaciones musicales, entre otros, para celebrar aquel encuentro de culturas. En su recuerdo, el Ayuntamiento ha encargado una escultura sobre la figura que se expondrá en la localidad.
Los productos y platos del Almanzora son en buena medida herencia de la civilización andalusí, que como Al Arbulí habitó estas tierras durante 700 años, entre el 711 y el 1489. Los cristianos heredaron el buen hacer culinario con la preparación de platos que hoy son base de la conocida dieta mediterránea. El ajo, las especias y los productos de la huerta se configuran como ingredientes básicos para que manos expertas puedan cocinar las populares migas cortijeras y gachas, la olla de trigo, la fritá de conejo, las típicas patatas boca abajo, los hormigos o los andrajos. A ellos hay que añadir dulces caseros como el turrón, el cuajao y los alfajores de almendra, o las empanadillas rellenas, y postres como roscos de naranja, almendrados, suspiros, tortas de lata, cañetes, leche frita o pan de higos.
Esa herencia se ha recogido en Albox y en Zurgena, que cuenta entre sus delicias gastronómicas con la olla de nabos encebollando con hígado de cerdo, tabirnas colorás (guiso de patatas con pimientos rojos, cebolla y ajos), gachas saladas (elaboradas a base de harina, tomate, pimientos, ajo, pescado, y aceite). De sus dulces conviene probar los roscos de Semana Santa, soplillos de huevo y almendra, mantecados de miel, rosquillos de vino, roscos de aguardiente, roscos de naranja, almendrados, suspiros, alfajores de almendras, empanadillas rellenas, cuajao de almendras.
En Albanchez, al otro lado del río Almanzora, son típicas las migas, arroz con conejo, cocido de morcilla, conejo al ajillo, tortilla de ajos, patatas boca abajo, patatas con ajo y carne en salsa. La vecina Líjar ha recopilado toda su riqueza gastronómica en un recetario con todas las recetas de las comidas típicas del pueblo para promover su consumo como parte de su patrimonio. En la vecina Chercos preparan los potajes de cuaresma con albóndigas de bacalao y como postre los roscos fritos y los buñuelos acompañados con anís. En Cóbdar son de gran aceptación las tradicionales migas, pucheros caldo de huevos y gurullos, además de la cocina magreá, trigo guisado, fritada de sangre y hornazo.
Atravesando la sierra llegamos a Macael, otro templo de la cocina del Almanzora. De la capital del mármol hay que probar sus migas de harina o de pan, acompañadas con caldo de pimentón, pimientos y tomates secos fritos, pescado y tajadas, todo ello regado con un buen vino de la tierra. También se consumen los pucheros, cocinados en sus diferentes formas: trigo, calabaza e hinojo, que preparan el cuerpo para un duro día de trabajo. En Navidad se elabora la repostería típica de estas fechas, las tortas de chicharrones y manteca, el pan de aceite, los suspiros y los mantecados.
Con la llegada de la primavera y coincidiendo con Semana Santa, los condimentos se adaptan a la prohibición de la carne y a los productos vegetales que afloran en la vega. Se preparan los potajes de cuaresma con albóndigas de bacalao y como postre los roscos fritos y los buñuelos acompañados con anís.
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