Planear una visita por las rutas moriscas del Valle del Almanzora es aventurarse a recorrer pueblo a pueblo toda la comarca, donde por evidentes circunstancias de la Historia, la herencia nazarí es más importante de cuantas integran su cultura, costumbres, tradiciones, monumentos y restos arqueológicos.
El punto de partida más idóneo es Purchena, donde el rey de los moriscos sublevados contra la corana de Castilla, Abén Humeya, instauró en 1569 los Juegos Moriscos con el fin de animar a sus partidarios en su lucha contra los cristianos y reafirmar la cultura arábigo andalusí. En el discurso inaugural proclamó: «Fiel a las tradiciones de mi linaje y queriendo restituir absolutamente las costumbres de nuestros mayores, para celebrar este gran momento en el Valle del Almanzora, Valle de la Victoria, vengo a convocar aquí, en Purchena, unos juegos al estilo de la antigua Olimpia». En los alrededores de Purchena y Tíjola tuvieron lugar las principales batallas de las huestes moriscas frente a las cristianas, capitaneadas por don Juan de Austria, hermano del emperador Felipe II. Una de las consecuencias de aquella guerra fue la destrucción de gran parte de las alcazabas, torres de vigilancia y otras construcciones moriscas.
Desde la Autovía del Mediterráneo, tomando el desvío de la A-334, se llega a Purchena. En esta localidad se celebran en el mes de agosto los Juegos Moriscos de Abén Humeya, recuperados desde 1993. Junto a las puebas atléticas, consistentes en deportes tradicionales de la cultura nazarí, se celebran encuentros musicales, gastronómicos, conferencias y un amplio abanico de actos culturales que tienen como protagonistas a gentes llegadas de ambas orillas del Mediterráneo.
Desde Purchena se toma la carretera que remonta el río para llegar hasta Tíjola, otra ciudad de capital importancia en la historia morisca. En la conquista del Castillo se combatió denodadamente, utilizándose artillería de la que aún se conservan los impactos causados hasta casi destruir esta fortificación. Hay documentación histórica y cartas de Juan de Austria a su hermano Felipe II relatando lo fragoloso de aquella lucha. Se puede subir desde la Ermita del Salvador hasta la parte alta de La Cerrá, donde estaba asentada Tíjola la Vieja, la zona amurallada que ofrecía protección a los antiguos habitantes moriscos.
Desde Tíjola, la ruta prosigue hasta Serón. La visita al Castillo es de especial interés para los amantes de la historia. Dicha fortificación fue tomada por los moriscos en 1569, pasando a cuchillo a todos los cristianos mayores de edad. Cercado por las tropas cristianas, resistió fieramente y el mismo Juan de Austria estuvo a punto de morir de una pedrada recibida en el casco. La fortaleza fue tomada definitivamente tras varios asedios. Pueden observarse la planta rectangular, formada por grandes cubos trapezoidales que van erigiendo torres de defensa y vigía.