Chercos, cuyo nombre deriva del vocablo mozárabe Yerku, que significa «La Encina», aplicado al lugar, por el encinar que hubo en su entorno. Sus orígenes se remontan a la Edad Media, cuando sabemos que esta localidad estaba poblada por los moriscos. Situado en la Sierra de los Filabres. Un pueblo cuyas casas, enganchadas sobre una ladera casi vertical ofrece un espectáculo de equilibrio de lo más pintoresco y sobrio.
Destaca su Iglesia Parroquial construida a mediados del siglo XVI, con el nombre de Santa María y su Patrón San Lorenzo, Santo que preside en la actualidad. Posee una Alcazaba o fortaleza residual que se supone del siglo XVI, de la cual solo puede apreciarse parte aljibe que abastecía de agua a los pobladores de la fortaleza. Bajo Chercos Viejo discurre una galería que conduce a la mina de una fuente también dicha época.
Destacan también las Eras del Calvario y sus caminos de acceso al pueblo por su peculiaridad de estar empedradas. Estas eras, en las que se trillaban las mieses recolectadas en su término, son verdaderas obras de arte enlosadas con piedras del lugar. Estas milenarias construcciones, ya en desuso por la evolución de los tiempos, en la actualidad han pasado a ser «miradores» desde los cuales se domina todo el término municipal, ofreciendo un paisaje sin igual. Su panorámica envuelve prácticamente la totalidad de edificaciones, sus vegas y zona minera. De época romana, se supone el pequeño puente, a tan solo unos metros del pueblo, identificándose una vía romana de segundo orden. Es el lugar soñado por los amantes de la paz, la tranquilidad y el sosiego, acogedor y singular.
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