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TE RECOMENDAMOS…

SANTUARIO DEL SALIENTE

RUTA DEL AGUA

TRADICIÓN ALFARERA

ALBOX, PUEBLO MILENARIO

Pueblo milenario, hoy Albox tiene una gran tradición comerciante. A él asisten numerosos visitantes de municipios cercanos que disfrutan de su concorrido mercado semanal, de la hospitalidad de sus restaurantes así como de sus múltiples servicios como supermercados, bancos y tiendas.

La tradición cristiana está bien representada en Albox con el reconocido Santuario del Saliente, con sus 300 años de historia, declarado patrimonio Histórico-Artístico Español desde el año 1992 y considerado como uno de los monasterios más grandes de Andalucía Oriental. El municipio cuenta también con una variedad de iglesias y hermosas ermitas como la recientemente restaurada iglesia de Santa María ubicada en la Plaza del Pueblo cuya construcción comenzó el Siglo XVI y que constituye el edificio religioso más antiguo de Albox.
La Ermita y mirador de la Santa Cruz, fue fundada en el Siglo XVIII en el cerro más alto del pueblo y ofrece unas vistas maravillosas de Albox.
La Ermita de San Antonio, también del Siglo XVIII, situada en el Barrio del mismo nombre y conservando en su interior unas simbólicas pinturas de tipo popular representando las Virtudes (justicia, fortaleza, templanza, prudencia, caridad y la fe).

Fuera del casco urbano se presenta una variada gama de paisajes que seguramente cautivarán al viajero. La rambla, jalonada de almendros en flor, limones y huertas, da paso a un paisaje árido que llega hasta las Sierras de los Filabres y de las Estancias, ubicación del Santuario del Saliente desde donde se puede disfrutar de las espléndidas vistas del paisaje que lo rodea. 

Albox sigue contando con un remanente de una gran tradición alfarera introducida en esta región en el siglo X. Cuenta con uno de los talleres en activo más antiguos de la provincia de Almería, la “Alfarería Los Puntas”, cuyos hornos tienen 300 años de historia. Fue nombrada “Punto de Interés Artesanal de Andalucía” por la Consejería de Turismo.

Las fechas más importantes en el calendario cultural y religioso de Albox son en marzo/abril, con la celebración de la Semana Santa y sus impresionantes procesiones. Los días próximos o posteriores al 1 de noviembre, es cuando se celebra la Feria de Todos los Santos, una feria popular que atrae a grandes multitudes; y el 8 septiembre, día de La Romería, cuando miles de devotos peregrinan desde Albox al Santuario del Saliente para presentar su respetos a la venerada Virgen del Saliente, conocida cariñosamente como “La Pequeñica”.

María del Mar Alfonso Pérez
Alcaldesa Excmo. Ayuntamiento de Albox

Como alcaldesa de Albox es para mí un honor dar la bienvenida a todos aquellos que decidan descubrir las maravillas de nuestro pueblo a través de esta web. Visitar el municipio de Albox es una experiencia cargada de siglos de historia donde se combinan los elementos Religiosos, con Casas Palaciegas y donde abundan los Comercios y Bares. Albox es conocido por ser tierra de “comerciantes”.

Su situación privilegiada entre la Sierra de los Filabres y la Sierra de las Estancias le confiere un paisaje singular salpicado de Ramblas, Multitud de Fuentes, Cortijos, Pagos de Secano y de Regadío. Todas estas singularidades constituyen una sorprendente mezcla capaz de ofrecer al visitante múltiples posibilidades turísticas, gracias a su importante legado histórico-religioso; a la calidad de su oferta gastronómica y hoteles, y al amplio catálogo de rutas y senderos.

Me gustaría que esta web sirviera para invitar a todos a que disfruten y conozcan nuestro pueblo, deseándoles una agradable estancia que seguro les hará repetir.

 

Le duelen las entrañas a la Sierra porque añora la plata que le arrebataron durante miles de años. Fueron los fenicios los primeros en comerciar la plata de España a gran escala dice el ingeniero Luis Siret: «España, tierra nueva e ignorante, Tarsis, la rica en plata, explorada por el comercio, la audacia y las armas de los fenicios, su botín enriqueciendo a Sidón y Miceras, he aquí el cuadro de finales del Neolítico trazado por las excavaciones». Conocieron los fenicios la existencia de ricos yacimientos de plata cuyo valor ignoraban los indígenas y que ellos compraban a precio ínfimo para revenderlo muy caro en Asia o Grecia, y era tal su abundancia en el mercado que, no pudiendo cargarla en sus navíos, llegaron a cortar sus anclas de plomo para cambiarlas por otras de plata.

La parte de España dominada por Fenicia dice Siret coincidía con la Andalucía actual, y su eje, el Guadalquivir, por cuya desembocadura podían penetrar, aunque esto los obligaba a flanquear las columnas de Hércules y alargaba mucho la navegación. Por eso querían buscar una ruta más directa y breve siguiendo el lecho de los ríos, generalmente secos.Fundada Bario, tal vez pensaron en seguir el curso del Almanzora, pero esto presentaba dos inconvenientes: el difícil embarcadero de Villaricos y la ausencia de una buena plaza defensiva en la cuenca del Almanzora. «He remontado el valle dice Siret y sólo he encontrado varias aldeas neolíticas sin importancia estratégica.

Citamos estas palabras de Siret porque pensamos que no puede descartarse la posibilidad de una segunda vía de penetración siguiendo el valle del Almanzora hasta la confluencia de la Rambla de Albox para seguir el lecho de este afluente, atravesar la sierra por las Bocas de Oria y llegar al valle del Guadalquivir en la aldea de Vertientes.

En apoyo de nuestra hipótesis, digamos que, hasta el pasado siglo, se utilizó esta ruta, como lo demuestra el legajo documentado en el archivo municipal relativo a una reyerta habida con arrieros de Cuevas de Almanzora que llevaban sus bestias cargadas con barrilla para venderla en Andalucía como detergente y hacían su viaje a lo largo de la rambla de Oria. Esta pudo ser muy bien la ruta que buscaba Siret y en ella podemos encontrar varias fortificaciones neolíticas que él no localizó porque acaso no exploró la rambla de Oria, ya que, de haberlo hecho, habría encontrado en una zona muy reducida nada menos que cuatro de ellas que aseguraban el control de este paso hacia Andalucía.Son las siguientes: El Picacho, torre natural defendida por una muralla de piedra seca al N – 0 e inaccesible por el Oeste, para caer a pico sobre la rambla en el resto del recinto.

Próxima a la anterior está la aldea del Villar, y en ella aparecen las ruinas de dos fortificaciones llamadas el Castellón y el Castillo de la Balsa Vieja. El primero es un poblado neolítico con agua abundante, ciudadela, alcazaba y necrópolis y defendido por una muralla de más de 500 metros. El Castillo de la Balsa Vieja, peor conservado, está cercadel anterior en una montaña de difícil acceso, pero la más importante es sin duda el Castellón de Olías, cercano a los anteriores, bastante bien conservado y casi inexpugnable.

Todas estas fortificaciones, tan cercanas unas a otras, debieron de estar relacionadas con la ruta que comunicaba las costas mediterráneas con el valle del Guadalquivir. Hace miles de años que el hombre empezó a luchar por la vida en esta tierra. Son tan abundantes los testimonios que nos ha dejado de su paso sobre ella, que todo el valle del Almanzora podría ser considerado como un inmenso museo a cielo abierto.

Esta abundancia de materiales, que aflora muchas veces a la superficie, está pidiendo a voces la creación de un museo comarcal que debería acoger tantas muestras dispersas en manos de simples aficionados, cuando no de aprovechados traficantes. Había allí varias hachas de piedra recogidas en la gruta del Saliente y en el Cerro de las Copas, microlitos de las gredas de Partaloa, restos de cerámica neolítica, ibérica, fenicia, griega, romana y árabe, hallados en el Cerro del Castillo.

Había también un vaso argárico del mismo origen, un hacha de bronce, monedas de cobre ibéricas, romanas y árabes, y una hermosa moneda de oro que mostraba en su anverso la estrella de David, lo que hacía bien patente su origen hebreo. Casi todo esto desapareció en una noche.Esperemos que las nuevas generaciones puedan realizar esta empresa antes de que desaparezcan definitivamente los restos arqueológicos aún existentes y el material etnográfico ya perdido en su mayor parte.

¿Queda todavía por ahí alguno de aquellos cuatrocientos telares que había en Albox a mediados de¡ pasado siglo? ¿Habrán desaparecido ya todas las mesas de alpargatero o las ruedas que usaban los hileros para hacer los cordeles de cáñamo? ¡Aún se conserva el nombre del oficio en una de las calles de La Loma! El hombre aprendió a escribir y empezó la Historia: iberos, celtas y celtíberos, griegos y fenicios, cartagineses y romanos, vándalos y bizantinos, moros y cristianos. 0 bien: Aníbal y Escipión, Mario y Sila, César y Pompeyo, Muza y Don Rodrigo… Y nuestra tierra sigue regándose aunque no llueva, que, a falta de lluvia, buena es la sangre derramada. ¡Es la historia de siempre!

Por eso, vamos a dejarnos de historias e intentar tomarle el pulso a la vida pasada. No lo buscaremos en esa espuma histórica que recogen los historiadores, sino en esos capítulos inéditos de la «Infrahistoría» que, como decía Unamuno, guarda la esencia de los pueblos.

En esos pliegos empolvados y amarillentos pudimos sorprender el pánico de un pueblo que abandona sus casas semiderruidas por el terremoto para dormir a cielo raso en las orillas de la rambla, el entusiasmo patriótico de un pueblo que aclama a Fernando VII y se apresta a luchar contra el invasor francés, que nombra su «Junta de Defensa y Fortificaciones» y se prepara para la lucha que se aproxima, que crea dos compañías de «milicia honrada» y que nos presenta figuras como la de Juan del Pino y Riquelme, capitán de la segunda compañía, que luchará a su mando contra las tropas imperiales en todo el valle de Almanzora y en la Sierra de Filabres.

Allí encontramos pruebas de resistencia pasiva como el de Felipa Castillo, soltera, «de estado honesto», Esteban Navarro Granero, Sebastián Alfonso Olier, Domingo López García, Benito Galera Cerrillos, María García García, Andrés Pérez García, Juan Porcel García, Francisco González (soldado) y dos hombres más sin Identificar que murieron a manos de las tropas francesas, por lo que no recibieron sacramentos ni hicieron testamento, según consta en el Libro IX de enterramientos de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Rosario de Albox, a partir del folio 278.

Llamamos la atención sobre sus apellidos que siguen vivos en Albox hoy día y sobre el hecho de que fueran simples paisanos, gente del pueblo, entre los que se contaban dos mujeres ya que se aclara que uno era soldado. La lucha tuvo lugar el día 20 de Julio del año 1810. Aparece en el legajo un oficio del general Blake para avisar a Freyre, Comandante General de Caballería de Lorca, para que admita a Juan del Pino al mando de la partida de guerrilleros de Albox y le indique «los pueblos en que su servicio pueda ser de más utilidad para ellos y mayor daño de los enemigos».

El carácter pragmático de los albojenses queda de manifiesto en la Junta celebrada en la plaza el día 21 de marzo con el fin de allegar fondos para ayudar a la partida, arbitrando que «los que no concurriesen a esta reunión pagasen una cuota igual a la mayor que se hubiese asignado voluntariamente para un objeto tan justo y recomendado por la humanidad y por la común defensa de la Patria». La lucha de los patriotas albojenses no fue inútil, ya que el día 24 de julio se recibe un despacho del intendente Ibarrola, firmado en Vera, a fin de que los pueblos no ocupados por el enemigo participen en las elecciones para diputados que han de reunirse en agosto en la isla de León, lo que demuestra que los invasores habían abandonado ya Albox, aunque volvieron a ocuparlo en agosto de 1811 por el Regimiento de Dragones número 16. Los invasores se muestran insaciables. Véase un ejemplo: «Habiéndose presentado en este pueblo las tropas imperiales pidieron la cantidad de 58.750 reales de mensualidades extraordinaria de Generales y, no pudiendo en modo alguno solventar dicho pedido, por la escasez y hambre de los naturales, se llevaron en rehenes a don Juan García Navarro y Don Luis Navarro Cazorla.»

Para remediar el hambre, el subprefecto de Baza ordena el cultivo de la patata que, en países fértiles sustituye la falta de varios modos saludables y que produce dos o tres cosechas en cada año. El subprefecto de Baza dice en otro escrito: «Me ha sido muy extraño y escandaloso que esa municipalidad… olvidando en todo sus deberes… no sólo ha desobedecido mis órdenes sino que ni aún ha acusado recibo de ellas… He llegado a entender que en ese pueblo existen muchos vecinos malintencionados y amantes de la anarquía y desorden cuyas ocupaciones son esparcir noticias falsas, revolucionarias y subversivas del buen orden y seducir a los dispersos para que se dediquen al abrigandaje y a la insurrección», o bien: «Habiéndose presentado en esta villa el capitán de las tropas imperiales, pidiendo 1.500 fanegas de trigo y 200 de cebada, cuya entrega ordenó amenazando con las tropas a su mando se había de realizar dentro de veinticuatro horas y que, de lo contrario, sería entregado a su tropa este pueblo.»

Este fue el último acuerdo del Ayuntamiento nombrado por el gobierno intruso, dando cuenta de las amenazas anteriores. Era el 14 de septiembre de 1812. La invasión había terminado en Albox. Pero no habían terminado otras invasiones no menos peligrosas, como la propagación de las epidemias, el hambre, la aparición del bandolerismo o las temidas inundaciones.


En un legajo de más de cien folios se recogen las incidencias de la epidemia de fiebre amarilla, cuyo foco inicial brota en Cartagena y se propaga, implacable, segando vidas, a través de todos los pueblos del Levante español. Hay allí escenas dantescas y situaciones tan tristes como las de esos padres que no pueden recibir en su casa al hijo que regresa malherido de la guerra porque tiene que guardar cuarentena en la rambla, o el del médico de Albox, que, una vez convencido de que ya presenta los síntomas de la enfermedad, pide permiso a la junta de Sanidad para retirarse al lazareto de Cerro Fabián, donde se encontraban su esposa e hijos, ya afectados anteriormente.

El hambre consiguiente a varios años de guerra trae la secuela del bandolerismo, representado aquí por un tal Feliciano, que, unido a Hermenegildo González, de Orce, capitanea una banda de malhechores que cometen múltiples robos en la comarca, por lo que la Subdelegación de Policía de Baza dicta una orden de busca y captura de los mismos, amenazando con severos castigos a todo aquel que les preste ayuda o no comunique su presencia en cualquier lugar tan pronto como la conozcan. Una terrible inundación destrozó este pueblo el día 11 de septiembre de 1892. Para defenderse de ellas, se construyó la muralla que pudo aguantar el empuje de las aguas en las últimas inundaciones de 1973.

DESCUBRE ALBOX

HISTORIA

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Los orígenes de esta zona se remontan al Neolítico. La fundación del pueblo, sin embargo, se debe a los árabes. Las fortalezas de Albox junto con Oria, Cantoria, Purchena y Serón formaban una segunda línea fronteriza entre los reinos de Granada y Murcia. A partir del siglo XII perteneció al reino de Granada.

1.- Albox – Siglo XIV

En siglo XIV era el castillo situado en el Cerro Castillo el que dominaba y controlaba todo el territorio, el punto estratégico donde los moriscos vigilaban cualquier movimiento por esta zona. Este siglo marcado por las continuas guerras entre los cristianos y moriscos, concretamente en el año 1330, las tropas castellanas y aragonesas, que se habían unido en la lucha contra los moros formando un ejército de 2.700 hombres, arrasaron con todo lo que encontraron a su paso, en pleno proceso de Reconquista, aunque no se hicieron con el Reino de Granada.

2.- Albox – Siglo XV

En el siglo XV siguen destacando las continuas guerras por dominar estas tierras ya inmersas en plena reconquista por los Reyes Católicos. Durante este siglo concretamente, el día 17 de agosto de 1436, el castillo ya no presentó tal defensa y Albox fue arrebatada a los árabes por las tropas del Adelantado Mayor de la Corona de Castilla, Alonso Yáñez Fajardo. En 1439 la población se incorpora al adelantamiento murciano junto con Cantoria, Zurgena y Albanchez, que no fue recuperado por los musulmanes hasta el año 1445 en que volvió al dominio de Muhammad X.
A finales de siglo, concretamente en año 1488 se entregó definitivamente a los Reyes Católicos en Vera. El 20 de junio de 1492 esta villa, junto con Arboleas, Benitagla y Albanchez fueron entregadas al Duque de Nájera que, posteriormente en abril de 1499, las vendería a Don Juan Chacón quedando integrada en el marquesado de los Vélez.

3.- Albox – Siglo XVI

En el siglo XVI siguen destacando los pillajes, saqueos, bandidos etc. En esta época convivieron cristianos viejos y nuevos mudéjares, hasta producirse la expulsión definitiva de los moriscos, repoblada con gentes cristianas traídas de la Castilla Manchega y del Levante Valenciano, etc, situando a Albox con alrededor de 100 habitantes en esa época.

Este siglo queda señalado por uno de los desastres naturales que han marcado esta zona, un devastador terremoto, aproximadamente en el año 1518, sin duda el más terrible del municipio, que acabó destruyendo gran parte de la ciudad, así como la fortaleza situada en el Cerro Castillo. Por escritos se puede conocer el pánico de un pueblo que abandona sus casas semiderruidas por el terremoto para dormir a cielo raso en las orillas de la rambla.

Fue necesario demoler lo que quedó en pie de la fortaleza, y con sus piedras reconstruir las viviendas dañadas, lo que dió lugar a casi la desaparición de la misma, perdiéndose uno de los monumentos históricos del territorio Español. Hoy se conservan algunos vestigios de lo que fue, como los aljibes árabes, muros de piedra, una de la torres de la muralla, partes de estructura de viviendas etc.

Tras la repoblación del municipio en este siglo, Albox se constituye en Concejo Municipal o Ayuntamiento en el año 1563, bajo el mando del que fuera su primer Alcalde, el licenciado Antón de Andrano.

4.- Albox – Siglo XVIII

En el siglo XVIII aparece una de las enfermedades que más daño hizo a los albojenses, la epidemia de fiebre amarilla cuyo foco inicial brota en Cartagena y se propaga segando vidas, a través de todos los pueblos del Levante español dejó a su alrededor víctimas sin parar.

El siglo XVIII dio comienzo al crecimiento económico del municipio, que pasa de ser un núcleo de escasa entidad a una de las poblaciones más dinámicas y activas del Valle del Almanzora y del Marquesado de los Vélez. Esta época de esplendor y crecimiento viene generada por el control de los acuíferos en forma de fuentes naturales de agua, desembocando en una agricultura muy importante que dejó de ser de consumo propio. Aquí nace el carácter comercial de los albojenses y la pequeña burguesía rural, lo que conlleva una mejora económica en varias familias (Destacando la familia Pío).

En este siglo se pasa de 488 habitantes a 1886 en 1708; a 2934 en 1752; a 3650 en 1776 y a unos 5000 al finalizar el siglo.

5.- Albox – Siglo XIX-XX

El siglo XIX destaca por el asentamiento y el despegue económico definitivo de la población, manteniendo un nivel de riqueza y burguesía importante, donde el carácter comercial aflora de manera imparable con la creación del mercado de ganado, que llega a convertirse en uno de los más importantes del Estado Español, y que ha dado lugar a lo que hoy se conoce como la Feria de Albox (una de las pocas ferias que no tiene su origen en acontecimientos religiosos.) En la ciudad se crean más de 300 telares, otros tantos alpargateros, y crece de gran forma la producción alfarera. Todo esto sitúa al municipio como uno de los más dinámicos del país. Otro hecho importante es la aparición del Arriero, que aprovechaba ese gran mercado para transportar las mercancías de un lugar a otro con los carruajes tirados por burros, desembocando en la importante flota de camiones que tiene esta zona, conocida en todo el mundo.

Además de las guerras sufridas y las diferentes catástrofes naturales como las del terremoto de 1518,  Albox también sufrió otras en el siglo XIX, como la riada del “11 de septiembre de 1891”, que fue una de las más devastadoras del municipio y por las que el Conde de Albox, Manuel de Eguilior y Llaguno, destinó mucho esfuerzo y dinero para poder prevenir a la localidad de futuras riadas. Después llegaron las del viernes “19 de octubre de 1973” y que gracias a los muros realizados con las piedras rescatadas del antiguo castillo, el municipio no pudo ser arrasado por completo, puesto que el agua llegó a saltar por encima del único puente, que era el más antiguo de la localidad, que sobrevivió a este temporal. A pesar de haber aguantado, sufrió deterioros debido a las olas producidas de aproximadamente 20 metros de altura. Este hecho dejó a su paso un paisaje desolador debido la magnitud de la riada, y la localidad fue declarada como zona catastrófica por el Estado Español. En aquel momento se recibió la visita de los Príncipes de España, que comprobaron de primera mano la dimensión del acontecimiento.

GASTRONOMÍA

Herencias históricas determinan una cocina con sabores especiales. La gastronomía de Albox basa sus platos en las materias primas de su región. Entre los platos típicos se encuentran las migas, gachas, gurullos, potajes y pelotas entre otros, además de platos de autor que se preparan en los fogones de los restaurantes locales. El denominador común es el uso de ingredientes locales como tomate, cebolla, ajos, pimientos, papas, garbanzos, carne de cerdo, conejo, morcilla y por supuesto, aceite de oliva.

PLATOS
  • Migas: Elaboradas con harina de trigo o de maíz, agua, aceite y sal. Se acompañan de caldo de pescado, hervido de pimientos rojos y verdes, asados y secos, tomate seco, aceite y ajos y de “tajás” (trozos pequeños. fritos de costilla, magra y saúra, todos ellos de cerdo). También se suelen acompañar de trozos de morcilla frita, pimientos fritos secos, tomates, ajos tiernos asados, rábanos, etc…
  • Pelotas: Puchero o potaje al que se le añaden albóndigas hechas de harina de maíz, longaniza, pimientos rojos y ajos.
  • Gurullos: Trozos pequeños de masa de harina que se añaden al guiso y que a veces llevan perdiz o conejo.
  • Gazpacho: Se hace con agua, vinagre, pepino, cebolla y tomate. Se aliña con ajo y se le añaden sopas de pan.
  • Remojón: Se elabora con papas, pimientos colorados, pimientos verdes secos y ajos. Todo esto y una vez cocido se machaca y se le agrega longaniza, trozos de tocino frito, bacalao y se adorna con trozos de huevo cocido.
  • Puchero: Especie de cocido de garbanzos, carne de cerdo, morcilla, patatas y verduras.
  • Trigo guisao: Puchero al que se le añade trigo que previamente se ha picado y que después se remoja. Se puede realizar como puchero o potaje y en este caso se le pone hinojos y nabos.
  • Frita de sangre: Cebolla y tomate frito con sangre cocida.
  • Caldo de huevos: Guisado con sofrito de tomate, cebolla, ajos, pimientos, papas y huevos.
  • Ajo: Elaborado con migas de pan mojadas en vinagre, almendras peladas, ajos, aceite, patas cocidas y sal. Se bate hasta convertirlo en una , salsa. Se come con patatas cocidas, con pan, con patatas fritas, etc…
  • Gachas saladas: Elaboradas a base de harina, tomate, pimientos, ajo, pescado y aceite.
DULCES
  • Roscos de Semana Santa
  • Hornazos de Semana Santa
  • Soplillos de huevo y almendra
  • Mantecados de miel
  • Mantecados de vino
  • Rosquillos de vino
  • Roscos de aguardiente
  • Roscos de naranja
  • Almendrados
  • Suspiros
  • Alfajores de almendras
  • Empanadillas rellenas
  • Cuajao de almendras
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TRADICIONES

Folklore

El folklore de nuestra tierra es eminentemente rural. Los ‘cantos y bailes’ reflejan, en especial, las costumbres campesinas. Las manifestaciones musicales albojenses, aunque no sean totalmente autóctonas, sí tienen sus propias peculiaridades y entre ellas destacan las malagueñas, las parrandas y las sevillanas, siendo éstas últimas muy distintas de las sevillanas clásicas que conocemos, soliéndose tocar aquéllas sin letra.

Mercado

Dentro de las costumbres es digna de destacar por su arraigo y tradición la de “ir al mercado”, es ésta una costumbre que sobrepasa los límites normalmente locales. Nos referimos al trasiego de gentes y comerciantes que vienen a esta villa desde diversos puntos de la provincia los martes de cada semana a establecer relaciones comerciales de muy diversos productos. Este entramado de compra-venta es digno de ser contemplado aunque en la actualidad haya perdido parte de su estética tradicional de bestias y ganados y el regateo de los precios.

Feria de los Santos

Otra cita a la que no se puede faltar es la Feria de los Santos (1 Noviembre), que ésta reconocida desde el siglo XIX por Cédula Real (otorgada por Fernando VII en 1.829) y considerada como una de las más importantes del Sur peninsular. En tiempos pasados, se llegaba a reunir varios kilómetros de personas y animales a lo largo de la Rambla de Albox durante quince días, en los cuales se realizaban las más variopintas y ceremoniosas estratagemas para lograr la más provechosa compra-venta (Tratos). Con el paso del tiempo y la transformación de las zonas rurales la feria ha perdido su interés como feria de ganado en favor de la fiesta popular. En la actualidad, es una de las ferias más importantes de la provincia de Almería y en la que destaca la ‘Feria del Mediodía’.

Misas de Gozo

Dentro de las tradiciones de carácter religioso que aún se conservan destacan las “misas de gozo”, cuya antigüedad se remonta al siglo XVIII y en las que se cantan villancicos acompañados de música de panderetas, zambombas, cencerros y guitarras. Las misas de gozo se realizan durante los 7 días anteriores a la noche buena en horario aproximado entre las 7 y las 8 de la mañana.

Semana Santa

La Semana Santa de Albox declarada de Interés Turístico Nacional de Andalucía es un gran evento de carácter religioso, social y cultural que se celebra cada año con impresionantes desfiles procesionales que conmemoran la Pasión y Muerte de Cristo. Las principales protagonistas son las cuatro Cofradías de Nuestra Señora de los Dolores, San Juan Evangelista, Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima de la Redención y Santo Sepulcro del Señor, Nuestra Señora de las Angustias  y la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Pasión y Misericordia en su Sagrado Prendimiento. También hay que destacar la semana santa infantil de Albox, en la que los más pequeños del pueblo portan tronos con imagines que son réplicas de los grandes.

Meriendas

El Domingo de Pascua de Resurrección y los dos días siguientes se celebran las tradicionales “meriendas”, en las que las gentes salen al campo con su comida campestre formada por fritas, migas, hornazos, tortillas, arroz con conejo o la típica “cuerva”. Orgullo de quién la haga mejor y como complemento a esta gastronomía popular tampoco se puede dejar de lado la elaboración de dulces artesanales como tortas, roscos, y turrones.

Peregrinación al Saliente

Pero sin lugar a dudas la tradición de tipo religioso más importante que se celebra es la peregrinación al Saliente que se inicia en la noche del 7 al 8 de Septiembre, en la que, desde diversos sitios de las provincias del Suroeste peninsular se forman numerosas romerías que van a confluir en el Santuario del Saliente para celebrar el día y la festividad de la Virgen.

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Si estás pensando en hacer un viaje diferente para descubrir lugares bonitos y pueblos con encanto que no suelen ser muy conocidos, una escapada a Albox es una excelente opción. Nuestro pueblo cuenta con muchas opciones a realizar y te recomendamos las que seguro serán de tu interés.

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Dirección: Plaza San Vicente de Paúl s/n, 04800 Albox, Almería
Web: http://www.albox.es

Contacto: 950 12 08 09

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